3 de diciembre de 2010

Clifford Geertz - La Interpretación de las Culturas


Clifford Geertz nació en San Francisco (California, Estados Unidos). Realizó estudios de antropología en el Antioch College de Ohio y en la Universidad de Harvard. Su primer proyecto lo realizó en el Sureste de Estados Unidos, en Rimrock, a partir del cual comenzó a publicar sus primeros artículos. Poco después realizó su primer viaje a Indonesia, junto con su esposa; él estudiando los patrones religiosos y ella las relaciones de parentesco y familia.
Tras el viaje a Indonesia, publicó su primer libro Agricultural Involution, un estudio histórico sobre las formas de agricultura en los cultivos de arroz, y la manera en que los modos tradicionales de producción agrícola perduran e incluso se intensifican ante el paso del tiempo. Según el marxista Robert Murphy, se trata de uno de los más brillantes ensayos realizados sobre cambio cultural.
A partir de aquí, Clifford Geertz ha publicado cerca de una docena de libros, algunos de ellos considerados como verdaderos "clásicos" de la disciplina antropológica, como La Religión en Java (1960) o La interpretación de las culturas (1973).
Precisamente desde la publicación de La interpretación de las culturas, a Geertz se le ha considerado como el creador de la llamada "Antropología simbólica", que en contraste con la antropología cultural convencional, identifica un modo de concebir el trabajo antropológico en la definición e interpretación de aquellos agentes a los que estudia. Es decir, la antropología simbólica se centra en las diferentes maneras en las que la gente entiende su alrededor, así como las acciones de los demás miembros de su sociedad. Todas estas interpretaciones se establecen por medio de símbolos y procesos, como por ejemplo los rituales; y es a través de ellos como los seres humanos establecen significados a sus acciones. En definitiva, se trata de una forma de lenguaje. Según Geertz, en cada sociedad el hombre cae permanente en la necesidad de obtener lo que él llama "fuentes de iluminación simbólica", que le ayudan a realizar un completo sistema de significados.
Sus ideas y obras han constituido una auténtica referencia tanto en la antropología moderna como en otras muchas ciencias. Entre muchos de sus méritos, podemos considerar a Geertz como uno de los autores que rescatan a la antropología de entre el alejamiento de los valores y metodologías universales, o lo que el mismo llama "el torbellino de relativismo cultural, que le priva al investigador de un asidero fijo".

En esta obra, La interpretación de las culturas, Geertz estudia las «riñas de los gallos» en Bali como un ritual indonesio en el que las personas importantes imponen su prestigio a través del gallo, símbolo de la propia virilidad o valor. Los equilibrados balineses se juegan así su status y honor en una especie de lenguaje simbólico, que media las rivalidades dándoles cauce y descargando la energía sobrante.
El apostador en las peleas lo hace en favor de su grupo, sea de parentesco o de coalición frente a los otros grupos. Sin embargo, el autor despacha en dos líneas la interesante situación de aquel que, no identificándose absolutamente con los unos ni con los otros, o bien identificándose correlativamente con ambos, se retira de la contienda absteniéndose de jugar en favor o en contra de unos u otros. Se trata de «situaciones viscosas de cruzada adhesión», así pues de una encrucijada de los contrarios presidida por Hermes, el dios obligado a prestar su lealtad a los opuestos simultáneamente, en cuya circunstancia el balinés se retira para tomar una taza de café o realizar alguna otra actividad disuasoria (marginal). Con ello, este actor complejo abandona el centro ocupado por la riña hacia una periferia más compleja que la simplificación dual ejercida en el centro.
Como dice Geertz, la pelea y su entorno (incluido el abandono) representan un símbolo moral de la comunidad balinesa y su ethos cultural. Un tal acto simbólico es la danza de su actitud: la actitud polémica en una sociedad equilibrada en la que se denote el prestigio social. La emoción de la pelea resulta así cognitiva: pues nos/les hace conocer sus modos de dar significado a sus vidas: yo diría que confiere significado social a los que pelean y significación psicológica a los que abandonan esa pelea externa para sorber el sentido interno junto a una taza de café (interiorización).

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