Gordon Childe (1892-1957) fue un antropólogo, nacido en Australia, que impulsó y revolucionó la prehistoria. Impuso una idea del proceso evolutivo de las primitivas sociedades humanas. Los indígenas primitivos confluían en lo que se empezó a llamar la
Revolución neolítica, que significaba el paso de la sociedad nómada a la sedentaria, el surgimiento de una economía productiva y de los excedentes que permiten un incipiente comercio. Childe utiliza los métodos marxistas pero de forma poco dogmática. Estudió la Revolución neolítica y sus implicaciones políticas.
El principal propósito de este libro es examinar la historia y la prehistoria humanas desde el punto de vista del progreso alcanzado en el curso de los tiempos. Para nuestro autor, la prehistoria es, hasta cierto punto, la continuación de la historia natural, lo que le permite establecer una analogía entre la evolución biológica y el progreso cultural. A la aparición de nuevas especies, mejor adaptadas para sobrevivir, más aptas para conseguir alimentos y para multiplicarse, corresponde, en el marco de la historia humana, la creación de nuevas industrias y nuevas economías, que han traído aparejado el crecimiento numérico de la especie, y, con ello, han probado el mejoramiento de su capacidad para la lucha por la existencia. Así como la indagación de la evolución de las especies biológicas es el objeto de la historia natural, la investigación del progreso cultural constituye el tema central de la historia humana. Gordon Childe remonta a un pasado de 340,000 años su fascinadora búsqueda de las contribuciones más importantes que el hombre ha hecho a través del tiempo. Su libro estudia, en especial, las grandes revoluciones en la historia de la humanidad: la neolítica, la urbana y, sincronizada con esta última, la producida en el conocimiento humano, que permitió una vasta acumulación de experiencias y de ciencia aplicada.
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