24 de agosto de 2012

FRANK ZAPPA - Hot rats (1969)




Hot Rats es el segundo álbum en solitario de Frank Zappa. Fue lanzado en octubre de 1969. Cinco de las seis canciones son instrumentales ("Willie the Pimp" cuenta con una vocal corta por Captain Beefheart). Fue la primera grabación proyecto de Zappa después de la disolución de  The Mothers of Invention . En sus notas de la manga originales Zappa describió el álbum como "una película para los oídos."
Debido a que Hot Rats se centra en instrumentales de jazz-como composiciones con solos extensos, la música suena muy diferente de los anteriores álbumes de Zappa, que ofrecieron satíricos interpretaciones vocales con un amplio uso de la música concreta y la edición. El Multiinstrumentista  Ian Underwood es el único miembro de The Mothers of Invention en aparecer en el álbum y fue el principal colaborador musical. Otros músicos destacados fueron Max Bennett y Otis Shuggie en el bajo, tambores John Guerin, Paul Humphrey & Selico Ron, y los violinistas eléctricos Don "Sugarcane" Harris y Jean-Luc Ponty.
El álbum fue dedicado a su hijo recién nacido de Zappa, Dweezil Zappa. En febrero de 2009, su banda, Zappa Plays Zappa, ganó un Grammy por Mejor Interpretación Rock Instrumental por su interpretación de "Peaches en Regalia".

Hot rats

2.- GONG - Continental circus (1971)


Gong se creó a finales de los años 60, justo en el momento en que su líder, Daevid Allen (nacido el 13 de enero de 1938 en Melbourne, Australia), dejó a los Soft Machine tras serle vetada la entrada en Gran Bretaña al haber caducado su visado tras una gira por Francia.
Así, Allen, como cantante y guitarrista, creó un dúo junto a su mujer, la poeta y cantante Gilli Smyth, con quien grabó en el país galo y en el sello BYG “Magick Brother, Nystic Sister” (1970), álbum psicoprogresivo marcado por la experimentación, el hippiesmo y la vanguardia.
En el disco también colaboraban el vocalista Tasmin Smith, el pianista Burton Green, los contrabajistas Carl Freeman, Barre Phillips y Dieter Gewissler, los baterías Rachid Houari y Charles Hayward y el saxofonista y flautista Didier Malherbe. Más tarde aparecieron el bajista Christian Tritsch o el batería Pip Pyle, alguno de los músicos empleados en el disco “Bananamoon” (1971), acreditado en solitario a Daevid Allen con la colaboración de Maggie Bell, Robert Wyatt, Gary Wright, Barry St-John, Gerry Fields o Archie Legget.
La vanguardia hippiesca de Gong, que creó un universo propio lleno de fantasía surreal, progresiva y psicodélica con duendes, gnomos y demás habitantes del hipotético planeta Gong, retornó con la banda sonora “Continental Circus” (1971), editada en Phillips, y “Camember Electrique” (1971), LP aparecido de nuevo en BYG.
Para subrayar más la irrealidad del proyecto sus miembros adoptaron personalidades ficticias, haciéndose llamar Allen Bert Camembert, su mujer Gilli se convertiría en Shakti Yoni, Tritsch sería el Submarine Captain, Pyle se metamorfoseó en The Heap y Malherbe se bautizó como Bloondido Bad de Grasse.
A los siguientes discos, con una constante varianza de componentes, se incorporarían el guitarrita Steve Hillage y el experto en sintetizadores Tim Blake.

Canciones:

1. Blues for Findlay
2. Continental circus world
3. What do you want?
4. Blues for findlay (instrumental)
5. Blues for Findlay (live)
6. Flying teapot

La banda:

Daevid Allen: guitarra y voz
Didier Malherbe: saxo, flauta y voz
Pip Pyle: batería
Gilli Smyth: voz
Christian Titsh: bajo 



20 de agosto de 2012

Trotsky: A 72 años de su asesinato, su lucha y su legado cobran vigencia




Hace 72 años, el 21 de agosto de 1940, León Trotsky - el revolucionario ruso cuyo nombre está asociado con el socialismo y la democracia obrera - fue asesinado en Coyoacán, México, donde residía exilado. La orden de cometer el crimen, se supo años después, fue firmada personalmente por Stalin, en 1931. Después de varios intentos, pudo ser consumada por Ramón Mercader, un agente de la GPU (policía secreta soviética). Mercader hundió el cráneo de Trotsky con una piqueta, el hecho fue la culminación de una persecución implacable.


Trotsky había sido presidente del Soviet de San Petersburgo en la Revolución de 1905 cuando proclamó la jornada de ocho horas, la negativa a pagar los impuestos y había puesto en peligro la existencia misma del Imperio ruso. La revolución fue derrotada y Trotsky encarcelado en diciembre de 1905 y deportado a Siberia. En 1917, regresó a Rusia a las vísperas del estallido de la revolución, encabezó junto a Lenin, la primera revolución obrera triunfante, que derrocó al gobierno burgués de conciliación de clase de Kerensky. A él se debe la fundación y dirección del Ejército Rojo, que consiguió una gran victoria durante la Guerra Civil rusa que sucedió a la revolución. Tras la muerte de Lenin en 1924, fue quien dirigió la lucha contra la burocracia que, de la mano de Stalin, avanzaba sobre el poder.

El combate a la burocracia, a la teoría del socialismo en un solo país y la defensa del internacionalismo

En 1928 Trotsky fue expulsado de la URSS por la burocracia stalinista, que se había apoderado de la dirección del partido bolchevique. Trotsky fue privado de su ciudadanía y tuvo que exilarse primero en Turquía y luego en Francia, Noruega, y finalmente en México. Varios de los más cercanos colaboradores y sus tres hijos fueron asesinados. La persecución alcanzó a todos los opositores y disidentes de la dictadura burocrática soviética. Los dirigentes que habían actuado junto con Lenin y Trotsky en 1917 fueron “purgados” y eliminados en los macabros juicios de Moscú.

La persecución pretendía romper el hilo de continuidad del marxismo y del bolchevismo, y Trotsky representaba ésta continuidad, era la memoria viva de la Revolución de octubre. Además fue quien convocó a los mejores militantes bolcheviques a luchar en contra de la burocratización que Stalin estaba llevando adelante en el partido y en el estado obrero, para eso organizó la Oposición de Izquierda nacional y luego en nivel internacional. Señaló una y otra vez que la oposición de izquierda “no acepta el régimen organizativo creado por la burocracia stalinista como algo definitivo. Por el contrario, su objetivo consiste en arrancar la bandera del bolchevismo de las manos de la burocracia usurpadora y reencauzar la Internacional Comunista hacia los principios de Marx y Lenin”#.

Contra la teoría del “socialismo en un solo país” de Stalin, Trotsky defendió la concepción de la revolución permanente. En su libro La Revolución Permanente de 1928, dijo: “El carácter internacional de la revolución socialista es consecuencia inevitable del estado actual de la economía y de la estructura social de la humanidad. El internacionalismo no es un principio abstracto...la revolución socialista empieza dentro de las fronteras nacionales; pero no se puede contenerse en ellas, del contrario caería más tarde o más temprano.…La revolución socialista implantada en un país no es un fin en sí mismo sino únicamente un eslabón de la cadena internacional. La edificación socialista sólo se concibe sobre la base de la lucha de clases en el terreno nacional e internacional…En esto consiste el carácter permanente de la revolución socialista como tal”.

La vigencia de su lucha y su legado

Frente a la desastrosa política orientada por Stalin para la clase obrera alemana en 1933, que no aceptaba hacer un frente único de la izquierda para enfrentar a Hitler, lo que llevó a la derrota del proletariado y la ascensión de Hitler al poder, Trotsky se convenció que era imposible recuperar la Tercera Internacional fundada por él y Lenin. La burocracia ya la había transformado en un comité de traición a la lucha obrera mundial. A este período corresponde, su libro, La Revolución Traicionada, que es aun hoy el análisis más profundo y completo que se haya elaborado sobre la degeneración de la Unión Soviética y constituyó un aporte fundamental para la construcción de la Cuarta Internacional y sus partidos.

El combate a la política del “Frente Popular y la defensa de la independencia de clase

Pero también cobra vigencia la pelea incansable de Trotsky en contra de la política del “frente popular” llevada adelante por Stalin bajo el paraguas de la teoría del socialismo en un solo país, que no era otra cosa que la justificación de lo que vendría a ser el eje central de la política stalinista: la coexistencia pacífica, la colaboración con la burguesía y el imperialismo. Trotsky combatió sin descanso la política del Frente Popular. Denunció que significaba el abandono de la lucha por la revolución socialista, porque subordinaba los intereses de los obreros y campesinos a la defensa de la propiedad privada capitalista.

Caracterizo el Frente Popular formado entre el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Radical en Francia en 1936…”como una coalición del proletariado con la burguesía imperialista, representada por el Partido Radical y otras podredumbres de la misma especie de menor envergadura. La coalición se extiende al terreno parlamentario (…) en su forma actual, no es otra cosa que la organización de la colaboración de clases entre los explotadores políticos del proletariado (reformistas y stalinistas) y los explotadores de la pequeño burguesía (radicales)”# . Para Trotsky la participación de partidos obreros en gobiernos burgueses de frente popular era traicionar los principios revolucionarios de la independencia de clase del proletariado enarbolado por Marx y Lenin.

“El trabajo más importante de mi vida”

El 3 de septiembre de 1938, dos años antes de su asesinato, Trotsky junto a sus seguidores fundan la IV Internacional, lo que él va llamar “el trabajo más importante de mi vida”. Y señalaba: “Para expresarme con mayor claridad, diría lo siguiente. Si yo no hubiera estado en Petrogrado en 1917 la revolución de octubre se hubiera producido de todas maneras, con la condición de que Lenin estuviera presente en la dirección (…) Por eso, no puedo decir que mi trabajo fue 'indispensable' ni siquiera en el período entre 1917 y 1921. Pero ahora mi trabajo es 'indispensable', en todos los sentidos (…) No queda nadie sino yo para llevar a cabo la misión de armar a una nueva generación con el método revolucionario, sobre las cabezas de los dirigentes de las internacionales Segunda y Tercera. Y coincido plenamente con Lenin en que el peor de los vicios es tener mas de cincuenta y cinco años! Necesito por lo menos cinco años más de trabajo ininterrumpido para asegurar la sucesión#”.

Trotsky era consciente que toda su lucha contra la burocratización stalinista, en defensa de la independencia de clase, por la democracia obrera, y el internacionalismo, se concretaba en la construcción de la Cuarta Internacional. Aunque pequeña, la Cuarta significaba la continuidad del marxismo y del bolchevismo, era el referente programático y organizativo para toda una generación.

La IV fue la respuesta organizativa a la crisis de dirección revolucionaria, iniciada a partir de la degeneración de la III Internacional. Nació nadando contra la corriente, contra el gran aparato mundial de los Partidos Comunistas controlado por la burocracia stalinista desde la Unión Soviética. Pero eso no hacía más pesimista a Trotsky, al contrario, a pesar de la situación adversa para los trotskistas, mantenía su fe inquebrantable en la clase obrera, miraba más allá, y sabia que la IV era la condición para el triunfo de las futuras luchas del proletariado mundial. Por eso daba mucha importancia a la necesidad de la Cuarta acercarse a las masas. A eso responde el Programa de Transición: “La tarea estratégica del próximo período -período pre-revolucionario de agitación, propaganda y organización- consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas de la revolución y la falta de madurez del proletariado y de su vanguardia (confusión y descorazonamiento de la vieja dirección, falta de experiencia de la joven). Es preciso ayudar a la masa, en el proceso de la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista. Este puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera a una sola y misma conclusión: la conquista del poder por el proletariado”.

Continuar la batalla de Trotsky

Tras el asesinato de Trotsky, la Cuarta Internacional tuvo que enfrentar a enormes desafíos sin aquél que concentraba la mayor experiencia y formación teórica. La Cuarta había sido descabezada y tenía por delante que desarrollarse en medio de la segunda guerra mundial.

Actualmente la Cuarta no existe como una organización, lo que hay son varias corrientes trotskistas que reivindican la Cuarta Internacional. Nosotros del Grupo Lucha Socialista, somos parte de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), corriente morenista fundada en 1982 por Nahuel Moreno.

La LIT pone sus fuerzas al servicio de reconstruir la IV Internacional y lo hacemos tomando el Programa de Transición y sus enseñanzas y buscando actualizarlos para nuestros días. Sabemos que somos todavía una corriente modesta, pero con presencia en varios partidos de Europa y América Latina. Estamos completando 30 años en el presente año, y creemos que frente a la crisis mundial del capitalismo más que nunca es necesario continuar la batalla de Lenin y Trotsky por la superación de la crisis de dirección revolucionaria, para la toma del poder por la clase obrera y la construcción del socialismo a nivel internacional. En Bolivia, y en los demás países dónde estamos, creemos que el mejor homenaje que podemos dar a Trotsky, cuando se cumplen 72 años de su asesinato, es retomar sus enseñanzas para reconstruir la IV Internacional.









16 de agosto de 2012

El arte rupestre en los Andes de Capricornio




El arte rupestre es uno de los más universales y antiguos medios de expresión plástica de la humanidad. Se le encuentra virtualmente en todos los continentes. en mucha partes es tan antiguos, que algunos autores se refieren a él como el “lenguaje primordial”.
Por estar ubicados en lugares de difícil acceso, sin embargo, la mayoría de los sitios de arte rupestre del Nuevo Mundo sólo son conocidos por los lugareños y unos cuantos especialistas. En Los Andes, en particular, existe un riquísimo patrimonio artístico que permanece absolutamente ignorado por la población, en circunstancias que debiera ser una fuente permanente de inspiración intelectual y de placer estético.
            Marca de la Mole presenta este libro sobre el arte rupestre del norte de Chile y del noroeste de Argentina.
            A diferencia de México y Perú la monumentalidad arqueológica de Chile y Argentina reside en el arte rupestre. La zona que describe el libro, el territorio que flanquea el Trópico de Capricornio, es un área única en este tipo de manifestaciones artísticas. Las imágenes y su entono natural, además de su factura técnica han contribuido a llevarlo a estas alturas.
Resaltan los temas figurativos y las representaciones; en esta región se reproducen con gran fidelidad animales que formaron parte del medio ambiente en que se desenvolvían los antiguos artistas. La mayoría de las imágenes corresponde a camélidos silvestres, como el guanaco y la vicuña, o domésticos como la llama. A veces ésta aparece representada formando una caravana, ya que era utilizada como animal de carga desde el litoral hasta las selvas. también se representan cóndores, flamencos, avestruces, pumas, zorros y vizcachas. Otros diseños, en cambio, particularmente algunos elementos que portan individuos humanos, son my similares a objetos o artefactos que los arqueólogos han encontrado en cementerios prehispánicos, tales como tocados, túnicas, petos, escudos, hachas, cuchillos y lanzas.
            Arte rupestre en los Andes de Capricornio se concentra en tres áreas. En el norte de Chile, en las cuencas superiores de los ríos Loa y Salado, y en el noroeste de Argentina, Antofagasta de la Sierra.





ARMAND MATTELART - Geopolìtica de la cultura



 La desregulación neoliberal de los sistemas audiovisuales y de telecomunicaciones ha convertido el "mercado de la cultura" en una apuesta crucial para las políticas hegemónicas. Impulsado por los universales de la comunicación y sus vectores técnicos, ha tomado forma un esquema totalizador de reorganización del mundo. Durante mucho tiempo, las fuerzas del cambio han relegado el ámbito de la cultura a la categoría de variable ancilar de las mutaciones económicas. Ante el creciente predominio del proceso de cosificación mercantil, poco a poco se abre paso una toma de conciencia que encamina la problemática del estatuto de la cultura y de sus prácticas hasta el corazón mismo de los proyectos de emancipación democrática.
La construcción de otra mundialización, es decir, de otra forma de integración de las sociedades humanas en un conjunto que las supera al mismo tiempo que las valoriza, también depende, y en gran medida, del desenlace de las tensiones y de los conflictos en el seno de cada una de las sociedades. Desde siempre, las formas de integración en macrocosmos vez más vastos han sido percibidas como un nesgo y, al mismo tiempo, como un triunfo. La amenaza de la homogeneización y de una nueva jerarquización de microcosmos ha sido siempre muy real, lo mismo que la ampliación de las posibilidades relativas a la redefinición de los procesos de Identidad.
Por ello ha sido necesario que los individuos y los pueblos enfrentados a estas nuevas formas de sociabilidad las vivan como un desafío colectivo y no como la imposición que pesa sobre unos átomos libres. Los combates por la diversidad de las culturas condicionan la construcción plural de una universalidad inédita.
El presente libro atestigua el recorrido de un pensamiento y, a la vez, el de las ocasiones concretas que lo suscitan. Recoge, en efecto, reflexiones que se extienden a lo largo de unos diez años. Publicadas en francés, en forma de artículos anuales en una enciclopedia destinada al gran público, al hilo de los acontecimientos y de la eclosión o la maduración de talo cual debate, se encuentran reunidas por vez primera, en una obra unitaria. El orden de los capítulos, por consiguiente, se atiene a la estricta cronología de su publicación original. El libro arranca a principios de los años noventa con el tema de la guerra y la información, con motivo del primer conflicto global de la historia, el del golfo Pérsico. Concluye con un trabajo sobre la diversidad cultural escrito en 2002, bajo el impulso del Segundo Foro Social Mundial de Porto Alegre. Entre ambos momentos surgieron, sucesivamente, temas relevantes tales como la reestructuración de la industria publicitaria mundial, lugar de origen de las primeras doctrinas sobre la llamada cultura global, y los correspondientes estilos de vida; la nueva legitimidad de los estudios sobre consumo de productos culturales y los usos de las máquinas de comunicar; las controversias acerca de la "excepción" cultural y los márgenes de maniobra de las políticas públicas en el ámbito de 10 audiovisual; la naturaleza del proceso de mundialización; las tecnoutopías o los discursos hechizantes sobre las virtudes de las redes de comunicación; la ideología en acto de la sociedad de la información. Todos los temas, pese a su amplio abanico, convergen en la lancinante cuestión del conflictivo estatuto de los "productos de la mente" en la era de las mediaciones industriales, técnicas y mercantiles. Situar la fase contemporánea de la integración mundial en la espesura de la historia, en estos tiempos en que reina la amnesia: tal es el hilo rojo que enlaza a estas ocho contribuciones específicas.
El combate por la cultura es un combate por la lengua. Por esta razón, no puede abstraerse de la crítica de las palabras expoliadas de su memoria por el pragmatismo propio del management. Este libro, por tanto, también es una invitación a mantener distancias respecto a un vocabulario que adquirió carta de ciudadanía al mismo tiempo que legitimaba, como norma universal, una visión unívoca del mundo y de su porvenir