El objetivo central de este libro es introducir al lector corriente, no especializado en materias filosóficas, en las líneas gruesas de la evolución del pensamiento filosófico desde Descartes hasta nuestros días. El mundo occidental ha entrado en una profunda crisis que compromete los presupuestos básicos desde los cuales hemos observado y actuado y a partir de los cuales hemos hecho sentir quiénes somos.
Esta crisis afecta de múltiples maneras la vida de todos y remite a presupuestos que se reconocen en su forma más clara en el desarrollo del pensamiento filosófico. Gran parte de la influencia de la filosofía en el hombre y la mujer occidentales ha sido, sin embargo, subterránea. Estos no reconocen en su hablar las voces de los filósofos que hablan a través de ellos. Sin embargo, el núcleo central de los supuestos desde los cuales operan remiten frecuentemente a las posiciones adoptadas por aquéllos.
Toda gran crisis cultural obliga a un reencuentro entre filosofía y sentido común, entre filosofía y vida. La vida pareciera exigirle cuentas a la filosofía y ésta se ve compelida a sumergirse en la vida concreta del hombre y la mujer comunes para revitalizarse. La resolución de una crisis de este tipo obliga a una suerte de liberación de las cadenas de un pasado filosófico e invita a un volver a partir. La experiencia de Descartes nos ilustra, en su tiempo, sobre este fenómeno. Pero cada nuevo punto de partida deviene en su momento un punto de saturación y se crean condiciones para trascender sus presupuestos. Ello está aconteciendo hoy en día.
Este libro ofrece la posibilidad de seguir a través de un hilo conductor la evolución conjunta del pensamiento filosófico moderno y comprender su dinámica interna, lo que permite al lector, merced a lecturas y análisis personales, incorporar a los autores omitidos. Ninguna filosofía se desarrolla en el vacío. Cada filósofo piensa y escribe bajo condiciones históricas concretas y en interlocución con la tradición filosófica de su época. Poder identificar los principales interlocutores que sirven de contexto para entender la obra de Descartes, Hume, Kant, Hegel, por ejemplo, ha sido el criterio central de la selección de autores efectuada.
¿Podemos acaso decir que el Búho aborda las filosofías más importantes que han tenido lugar durante los últimos tres siglos y medio? Por desgracia no podemos contestar afirmativamente. Independiente del imperativo que nos obligó a realizar la selección, y en razón del mismo criterio de interlocución recientemente mencionado, se dejó de lado a una de las contribuciones más sobresalientes de estos últimos 350 años: Nos referimos a la filosofía de Friedrich Nietzsche, a quien el Búho sólo menciona de pasada. La razón de su omisión es simple. Nietzsche representa un fenómeno aislado que trasciende los marcos del pensamiento filosófico moderno. No es, en rigor, un filósofo moderno; es el gran precursor de una nueva era. Aunque su pensamiento reconoce la influencia de algunos filósofos modernos, particularmente de Schopenhauer, se nutre de manera todavía más importante en su interlocución con la filosofía griega.
Toda gran crisis cultural obliga a un reencuentro entre filosofía y sentido común, entre filosofía y vida. La vida pareciera exigirle cuentas a la filosofía y ésta se ve compelida a sumergirse en la vida concreta del hombre y la mujer comunes para revitalizarse. La resolución de una crisis de este tipo obliga a una suerte de liberación de las cadenas de un pasado filosófico e invita a un volver a partir. La experiencia de Descartes nos ilustra, en su tiempo, sobre este fenómeno. Pero cada nuevo punto de partida deviene en su momento un punto de saturación y se crean condiciones para trascender sus presupuestos. Ello está aconteciendo hoy en día.
Este libro ofrece la posibilidad de seguir a través de un hilo conductor la evolución conjunta del pensamiento filosófico moderno y comprender su dinámica interna, lo que permite al lector, merced a lecturas y análisis personales, incorporar a los autores omitidos. Ninguna filosofía se desarrolla en el vacío. Cada filósofo piensa y escribe bajo condiciones históricas concretas y en interlocución con la tradición filosófica de su época. Poder identificar los principales interlocutores que sirven de contexto para entender la obra de Descartes, Hume, Kant, Hegel, por ejemplo, ha sido el criterio central de la selección de autores efectuada.
¿Podemos acaso decir que el Búho aborda las filosofías más importantes que han tenido lugar durante los últimos tres siglos y medio? Por desgracia no podemos contestar afirmativamente. Independiente del imperativo que nos obligó a realizar la selección, y en razón del mismo criterio de interlocución recientemente mencionado, se dejó de lado a una de las contribuciones más sobresalientes de estos últimos 350 años: Nos referimos a la filosofía de Friedrich Nietzsche, a quien el Búho sólo menciona de pasada. La razón de su omisión es simple. Nietzsche representa un fenómeno aislado que trasciende los marcos del pensamiento filosófico moderno. No es, en rigor, un filósofo moderno; es el gran precursor de una nueva era. Aunque su pensamiento reconoce la influencia de algunos filósofos modernos, particularmente de Schopenhauer, se nutre de manera todavía más importante en su interlocución con la filosofía griega.
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