9 de junio de 2010

30.- The Residents - Eskimo (1979)




El extraño disco se basa en la idea de la banda viviendo una temporada con una comunidad eskimal en Alaska, inspirándose en sus rituales y leyendas para crear sus canciones. El CD era acompañado por un booklet contando costumbres y creencias, mezclando la caza de la morsa, el nacimiento de un bebé y un Angakok (chamán esquimal) preparandose para enfrentar al espíritu de la muerte.

Parecía un sesudo trabajo de investigación etnográfica, salido directamente del más avezado etnomusicólogo. Sin embargo, los músicos jamás salieron del estudio de grabación. El viaje lo habían hecho hacia adentro, lo cual lo hacía aún más grandioso.

Fueron clasificados dentro de la Avant Garde / Experimental. Y a eso suenan. A un experimento de vanguardia. Sin embargo, hay algo que los caracteriza y que no permite que lo que hacen quede sólo en lo experimental: la idea.

The Residents es un grupo movido por ideas. La primera y fundamental es la del anonimato.

Es increíble, pero a casi cuarenta años de trayectoria, no se sabe quiénes son sus integrantes. Se conocen nombres de personas que han colaborado o influído, pero de sus integrantes… nada. Ellos mismos en su sitio web (http://residents.com/) dicen con respecto a eso:

- ¿Por qué los integrantes de The Residents están tan obsesionados con el anonimato?

- No lo están. Son las otras personas las que parecen sentirse incómodas con su privacidad.

Otra de sus ideas es la Teoría de la Oscuridad. Esta especie de manifiesto estipula que el artista debe crear sin influencias externas y que el arte así gestado debe ser apreciado sin intervención de ideas previas. De ahí que si sabemos quiénes son, probablemente sepamos a qué suena.

Sin embargo, The Residents no pueden evitar tener un sello personal. Desde lo sonoro, con su manejo de las voces distorsionadas, al uso del estudio de grabación como un instrumento más y su descomposición tanto del ritmo como de la melodía. Desde lo visual, la impronta de cuatro tipos vestidos de traje con un ojo gigante como cabeza coronada con galera no deja lugar a equivocaciones. Estos tipos son únicos y personalmente, hasta el momento no conozco otro grupo que levante el guante que ellos arrojaron a la cara de un sistema que mete al arte por un lado de la picadora y por el otro saca salchichas listas para vender. Algunos hasta llegaron a decir que lo que ellos hacen no es música. y es que ellos no se consideran músicos al 100%, sino que la mezcla artística que hacen se completa con su dominio del mensaje en la imagen y la potencia conceptual en sus presentaciones.

La muerte del autor, es otro de sus delirantes conceptos en los que la obra existe separada de quien la crea, de modo que se aprecie el producto artístico por lo que es en sí y no por quién la hizo una persona. Por eso ellos dicen que todo aquel que haya colaborado con The Residents es un ‘Resident‘.

Este es el primer gran opus de The Residents y donde hacen por primera vez su aparición los globos oculares. Se trata de seis "paisajes sonoros" (o sea, más que canciones contando una historia, la historia en sí tomando lugar en el sonido), en los que utilizan un idioma inventado e instrumentos tradicionales para representar la vida esquimal (o lo que uno imagina que es la vida esquimal). Lejos para mi gusto el mejor trabajo del grupo.

Las canciones:

1 The Walrus Hunt (3:45)
2 Birth (4:55)
3 Arctic Hysteria (5:50)
4 The Angry Angakok (5:34)
5 A Spirit Steals A Child (8:55)
6 The Festival Of Death (10:22)

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