17 de junio de 2010

La ONU vota nuevas sanciones contra Irán

La hipocresía no podría ser mayor. Mientras que el Estado de Israel no mereció ni siquiera una condena formal por el ataque en aguas internacionales a la flotilla que pretendía entregar ayuda humanitaria a Gaza que dejó al menos nueve muertos, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas acaba de aprobar una nueva ronda de sanciones contra Irán, impulsadas por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania, que incluyen un embargo sobre la venta de armamento pesado y reafirman las medidas restrictivas impuestas desde 2006. Las sanciones no fueron aprobadas por unanimidad, Brasil y Turquía votaron en contra y el Líbano se abstuvo.

El gobierno norteamericano está intentando transformar la votación de la ONU en un triunfo diplomático propio, ya que tras meses de negociación consiguió el voto favorable de China y Rusia. Además, espera que el visto bueno de la ONU abra la puerta a una serie de medidas que tomaría la Unión Europea contra el gobierno de Ahmadinejad. Descartada por el momento la opción militar, Obama intenta enviar de esta manera una señal para obligar al régimen iraní a comprometerse a limitar su programa nuclear.

Sin embargo, varios analistas coinciden en señalar que este triunfo es poco y llega demasiado tarde, por dos razones principales. En primer lugar, a Obama le costó más de seis meses lograr que Rusia y China apoyen las sanciones contra el régimen iraní, para lo cual tuvo que hacer importantes concesiones. El documento final consensuado está lejos de lo que el imperialismo norteamericano buscaba. Las sanciones dejan intacto el sector petrolero, la importación de gasolina y los grandes negocios que China y Rusia están desarrollando con la República Islámica.

En segundo lugar, Brasil y Turquía –un miembro de la OTAN y aliado histórico de Estados Unidos- hicieron un acuerdo con el régimen iraní, retomando la propuesta de la ONU de octubre del año pasado de que Irán se comprometa a realizar el enriquecimiento de uranio en otro país, presentando de hecho una política alternativa a las sanciones perseguida por Estados Unidos. Aunque las sanciones se aprobaron, es la primera vez que no se hace por unanimidad y que dos países de importancia tanto económica como geopolítica, aparecen quebrando el aislamiento diplomático del régimen iraní.

Mientras Estados Unidos posee el mayor arsenal nuclear del mundo y el Estado de Israel armado por el imperialismo norteamericano, posee entre 200 y 300 armas nucleares, las Naciones Unidas pretenden hacer creer que Irán representa una “amenaza para la paz mundial”. Irán y cualquier otro país oprimido tiene el derecho a desarrollar sus programas de investigación nuclear. Es esta política imperialista que busca legitimar el monopolio del armamento nuclear para las potencias imperialistas y sus aliados y usar la excusa de la “nuclear” para implementar una política más ofensiva contra aquellos que no se someten completamente a sus dictados.

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