Este libro tiene un marcado carácter
polémico. Se acentúan en sus páginas y se difunden en ellas las doctrinas
socialistas. En la tesis que sustenta, hay un contenido de raíz marxista
inteligentemente aprovechado. Las expresiones peculiares del lenguaje político
de un partido afloran con frecuencia. Una crítica acerba del régimen político,
social y económico del liberalismo que ha gobernado la república anima el
pensamiento del autor. Es manifiesta la tendencia a hacer la historia del
pueblo en su áspera lucha por el mejoramiento de su destino.
Se enjuicia la conducta de los grupos
sociales formados en el Poder que controlaron la agricultura, la industria y el
comercio, como una plutocracia, en la dirección superior del país. De aquí
deriva la violencia, a veces, de la palabra en un estilo escueto y sin adornos
literarios ni estéticos.
La obra de Jobet tiene, además del valor
histórico y sociológico que reconozco sin trepidación alguna, otro muy
interesante para el estudio de las ideas de su generación.
Julio César Jobet perteneció a la generación
de 1930. Un fuerte sentido de responsabilidad social, que se empapaba en el
ferviente deseo de provocar un cambio de régimen en Chile, agitaba las
conciencias de esa juventud. Apareció en la acción pública en contra de la
dictadura de un vulgar soldado, encaramado en el poder, llamado Carlos Ibáñez,
cuyo gobierno merecía ya entonces, por sus actos de tiranía, un sentimiento de
repudio. Los grupos más esforzados y dinámicos de la juventud de 1930 fueron
formados por los estudiantes universitarios. En ellos se alistó Jobet. Esos
jóvenes debieron improvisarse para la lucha con rapidez en círculos que
conspiraban y que, al mismo tiempo, nutrían sus inteligencias con las ideas
marxistas que entonces se esparcían por todo el mundo, como consecuencia del
triunfo de la Revolución Rusa. Según ellos, el sistema democrático-capitalista
había hecho crisis o atravesaba por una honda disgregación; era visible el
advenimiento de la era de los obreros, cuyo vigoroso movimiento se observaba en
los grandes países democráticos.
La evolución histórica de Chile, proclamada
por los historiadores conservadores y liberales, como grandiosa en lo político
y ejemplar desde el ángulo de la organización jurídica, es una ficción.
Magníficas leyes establecen grandes conquistas sociales, mientras en la vida
diaria las más tremendas injusticias, miserias y expoliaciones agobian al
pueblo. Para descubrir las causas de esta contradicción en la estructura del
país, Jobet se remonta al análisis de todo el proceso histórico, guiado por el
método del materialismo histórico, preocupándose de una manera sustancial por
desentrañar los cambios económicos y las transformaciones sociales que
experimentó el país, mucho antes que las luchas políticas de simple superficie,
reflejos de aquellos cambios estructurales.
Llega a comprobar que Chile carece de una
estructura económica y social homogénea, entrelazándose en ella formas de
producción capitalista, lo que le asigna un carácter de país semifeudal y
semicapitalista.
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