El centro de Barcelona está a rebosar por la mayor manifestación independentista de la historia de Cataluña, bajo el lema Cataluña, nuevo Estado de Europa.
Un millón y medio de personas, según la Guardia Urbana (dos millones
según los organizadores) han tomado las calles de Barcelona para
manifestarse por la independencia de Cataluña. Esta cifra la convierte
en la marcha más masiva de las celebradas hasta hoy en Barcelona. Las
calles están colapsadas por miles y miles de manifestantes con banderas
independentistas, les 'estelades', y el recorrido de la manifestación
está colapsado por la gente: desde la Diagonal hasta el final de la
manifestación las calles siguen llenas dos horas después del inicio de
la manifestación. La marcha ha ocupado el doble de calles de las
previstas.
La multitud ha obligado a desplazar la cabecera de la manifestación y alejarla del Paseo de Gracia, por donde no podía avanzar. "Aunque está todo colapsado, hemos querido empezar a caminar", ha explicado en declaraciones a TV-3 la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, entidad organizadora, Carme Forcadell. La cabecera se ha desviado por un recorrido alternativo para poder cumplir con el horario y llegar a las 20 horas al Parlament, donde una delegación de la ANC se ha reunido con la presidenta de la cámara, Núria de Gispert: "Estamos exultantes, felices, es un día de joya para todo el país y queremos dar las gracias a todo el pueblo de Cataluña porque está respondiendo magníficamente", ha recalcado Forcadell. En el Parlament, la presidenta de la ANC ha reclamado al Gobierno que inicie el proceso por la secesión de Cataluña. Los organizadores han logrado un objetivo más modesto: De Gispert ha anunciado que el presidente Artur Mas se reunirá con una delegación de la ANC "en uno o dos días". "A medida que iban pasando los minutos nos hemos emocionado. Sentíamos la voz de la gente", ha dicho la presidenta del Parlament. La manifestación ha tenido dos finales: por un lado, la cabecera se ha desplazado a la cámara para el encuentro oficial; por otro, en la calle Marqués de la Argentera (uno de los accesos al Parc de la Ciutadella, donde hay el Parlament), un grupo de ciudadanos han leído el manifiesto de la marcha en varios idiomas. El último, en castellano: "Escucha España. Ningún pueblo se merece el trato que hemos recibido de ti. Y por ello, para casos como el nuestro, la comunidad internacional ha concebido el derecho de la autodeterminación y debemos ejercerlo".
La Guardia Urbana ha cerrado el tráfico a primera hora de la tarde, y las calles adyacentes de la marcha que sí están abiertas se han colapsado por los autobuses que han llegado a la ciudad: solo los organizadores (la Asamblea Nacional Catalana) han fletado 1111 vehículos. El ajetreo ha provocado un pequeño accidente en el peaje de Mollet (Vallès Oriental), un choque entre tres autobuses que se ha saldado con siete heridos leves. Caminar por el centro de Barcelona empieza a ser complicado, e imposible por el recorrido de la marcha. La Guardia Urbana ha cerrado provisionalmente la estación de trenes de Paseo de Gracia para evitar el colapso.
La manifestación no ha sido convocada por ningún partido político, que han vivido a contra pié su crecimiento. La Asamblea Nacional Catalana, nacida del espíritu y de la gente que organizó en centenares de municipios catalanes las llamadas consultas soberanistas, planteó celebrar la marcha en marzo. Solo los más optimistas confiaban en un éxito como el que ya se deja notar a esta hora en Barcelona: "No me lo esperaba, solo los más entusiastas lo decían al principio", ha reconocido esta mañana la presidenta de la ANC, Carme Forcadell. La Asamblea espera que la de esta tarde sea "la manifestación más importante y masiva" de la historia de Cataluña. El ambiente en la calle recuerda mucho al que se vivió en la última gran marcha por el centro de Barcelona, el 10 de julio de 2010, en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña.
El Gobierno catalán apoya la marcha independentista porque considera que se puede usar de argumento para defender el pacto fiscal, el gran objetivo del presidente Artur Mas en esta legislatura. Mas no está en la marcha -considera que por su "rol institucional" no debe asistir- pero aseguró en su discurso de ayer que hará suyo el clamor de la manifestación y que la comunidad se acerca a la independencia. "Nunca como ahora Cataluña había estado tan cerca de su aspiración y su anhelo de plenitud nacional", remarcó. Pese a la ausencia del presidente, la mayoría del Gobierno está en la marcha -solo faltan el consejero de Interior, Felip Puig, por motivos logísticos, y los de Justicia, Pilar Fernández, y Economía, Andreu Mas-Colell- y Convergència i Unió ha movilizado todas sus bases, puntualizando que también es una manifestación a favor del pacto fiscal. También ha echado el resto Esquerra Republicana, e Iniciativa acude pero con una pancarta en la que también protesta por los recortes de mas y Rajoy.
El Partit dels Socialistes se ha visto obligado a abrir un debate en el partido sobre el independentismo: oficialmente la formación no acude a la marcha, pero caras destacas del partido sí asisten a la manifestación. Los dirigentes del ala más catalanista se han dejado ver en la manifestación coin una pancarta propia. Los exconsejeros Ernest Maragall, Antoni Castells, y Marina Geli; el alcalde de Lleida, Àngel Ros; la diputada Laia Bonet; y el miembro de la ejecutiva Joan Ignasi Elena desfilan bajo el lema: "Cataluña es estado y somos Europa". El primer secretario socialista, Pere Navarro, rechazó la manifestación al considerarla "excluyente".
La multitud ha obligado a desplazar la cabecera de la manifestación y alejarla del Paseo de Gracia, por donde no podía avanzar. "Aunque está todo colapsado, hemos querido empezar a caminar", ha explicado en declaraciones a TV-3 la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, entidad organizadora, Carme Forcadell. La cabecera se ha desviado por un recorrido alternativo para poder cumplir con el horario y llegar a las 20 horas al Parlament, donde una delegación de la ANC se ha reunido con la presidenta de la cámara, Núria de Gispert: "Estamos exultantes, felices, es un día de joya para todo el país y queremos dar las gracias a todo el pueblo de Cataluña porque está respondiendo magníficamente", ha recalcado Forcadell. En el Parlament, la presidenta de la ANC ha reclamado al Gobierno que inicie el proceso por la secesión de Cataluña. Los organizadores han logrado un objetivo más modesto: De Gispert ha anunciado que el presidente Artur Mas se reunirá con una delegación de la ANC "en uno o dos días". "A medida que iban pasando los minutos nos hemos emocionado. Sentíamos la voz de la gente", ha dicho la presidenta del Parlament. La manifestación ha tenido dos finales: por un lado, la cabecera se ha desplazado a la cámara para el encuentro oficial; por otro, en la calle Marqués de la Argentera (uno de los accesos al Parc de la Ciutadella, donde hay el Parlament), un grupo de ciudadanos han leído el manifiesto de la marcha en varios idiomas. El último, en castellano: "Escucha España. Ningún pueblo se merece el trato que hemos recibido de ti. Y por ello, para casos como el nuestro, la comunidad internacional ha concebido el derecho de la autodeterminación y debemos ejercerlo".
La Guardia Urbana ha cerrado el tráfico a primera hora de la tarde, y las calles adyacentes de la marcha que sí están abiertas se han colapsado por los autobuses que han llegado a la ciudad: solo los organizadores (la Asamblea Nacional Catalana) han fletado 1111 vehículos. El ajetreo ha provocado un pequeño accidente en el peaje de Mollet (Vallès Oriental), un choque entre tres autobuses que se ha saldado con siete heridos leves. Caminar por el centro de Barcelona empieza a ser complicado, e imposible por el recorrido de la marcha. La Guardia Urbana ha cerrado provisionalmente la estación de trenes de Paseo de Gracia para evitar el colapso.
La manifestación no ha sido convocada por ningún partido político, que han vivido a contra pié su crecimiento. La Asamblea Nacional Catalana, nacida del espíritu y de la gente que organizó en centenares de municipios catalanes las llamadas consultas soberanistas, planteó celebrar la marcha en marzo. Solo los más optimistas confiaban en un éxito como el que ya se deja notar a esta hora en Barcelona: "No me lo esperaba, solo los más entusiastas lo decían al principio", ha reconocido esta mañana la presidenta de la ANC, Carme Forcadell. La Asamblea espera que la de esta tarde sea "la manifestación más importante y masiva" de la historia de Cataluña. El ambiente en la calle recuerda mucho al que se vivió en la última gran marcha por el centro de Barcelona, el 10 de julio de 2010, en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña.
El Gobierno catalán apoya la marcha independentista porque considera que se puede usar de argumento para defender el pacto fiscal, el gran objetivo del presidente Artur Mas en esta legislatura. Mas no está en la marcha -considera que por su "rol institucional" no debe asistir- pero aseguró en su discurso de ayer que hará suyo el clamor de la manifestación y que la comunidad se acerca a la independencia. "Nunca como ahora Cataluña había estado tan cerca de su aspiración y su anhelo de plenitud nacional", remarcó. Pese a la ausencia del presidente, la mayoría del Gobierno está en la marcha -solo faltan el consejero de Interior, Felip Puig, por motivos logísticos, y los de Justicia, Pilar Fernández, y Economía, Andreu Mas-Colell- y Convergència i Unió ha movilizado todas sus bases, puntualizando que también es una manifestación a favor del pacto fiscal. También ha echado el resto Esquerra Republicana, e Iniciativa acude pero con una pancarta en la que también protesta por los recortes de mas y Rajoy.
El Partit dels Socialistes se ha visto obligado a abrir un debate en el partido sobre el independentismo: oficialmente la formación no acude a la marcha, pero caras destacas del partido sí asisten a la manifestación. Los dirigentes del ala más catalanista se han dejado ver en la manifestación coin una pancarta propia. Los exconsejeros Ernest Maragall, Antoni Castells, y Marina Geli; el alcalde de Lleida, Àngel Ros; la diputada Laia Bonet; y el miembro de la ejecutiva Joan Ignasi Elena desfilan bajo el lema: "Cataluña es estado y somos Europa". El primer secretario socialista, Pere Navarro, rechazó la manifestación al considerarla "excluyente".
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